Jornada Mundial de oración por las vocaciones

La Iglesia celebra el 21 de abril, domingo del Buen Pastor y cuarto de Pascua, la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas con el lema, «Hágase tu voluntad. Todos discípulos, todos misioneros».

La Comisión Permanente unió, en su reunión de junio de 2015, estas dos jornadas. Desde entonces, se implican conjuntamente en la preparación de los materiales y en su difusión la Conferencia Episcopal Española, ahora desde el nuevo servicio de Pastoral Vocacional, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), las Obras Misionales Pontificias (OMP) y la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS).

Aunque se celebran el mismo día, cada jornada mantiene sus objetivos. La Jornada de oración por las vocaciones invita a los jóvenes a interrogarse sobre su vocación y a la comunidad cristiana, a acompañar y rezar por ellas. La Jornada de vocaciones nativas busca sostener las vocaciones de especial consagración que surgen en los territorios de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos. Para ello, además de la oración, promueve la colaboración económica.

Materiales para la Jornada
Entre los materiales para la Jornada, se incluye la Semana de oración vocacional que tiene como objetivo acompañar a los niños y jóvenes a profundizar en la invitación del Señor a seguirlo en un proyecto de vida concreto dentro de las diferentes formas de vida existentes en la Iglesia.

Este año, en la parte para los niños, se ha empleado como texto base el mensaje del papa Francisco con motivo de la I Jornada Mundial de la Infancia, que se va a celebrar en Roma el 25 y el 26 de mayo de 2024. El Santo Padre también ha hecho público, como es habitual, el mensaje para la 61ª Jornada Mundial de oración por las vocaciones.


ORACION

Padre, ayúdanos a hacer tu voluntad cada día, en cada momento. 
Que no nos cansemos nunca de buscar lo que quieres de nosotros, para que todos, con alegría, nos sepamos discípulos tuyos. 

Que todos, con generosidad, nos sintamos misioneros, enviados a llevarte allí donde tú deseas que vivamos nuestra fe. 

Que no falten nunca jóvenes que, reconociendo tu llamada, digan, sin miedo: «Hágase tu voluntad»; y que tu Madre, María, nos fortalezca en nuestro compromiso contigo y con la Iglesia. 

Amén